Ocasionalmente me he encontrado con personas que están siempre deprimidas, sólo ven el lado negativo de la vida, y tienen un gran sentido de la autocompasión. Al ser amigos míos, he llegado a aguantar hasta límites insospechados, la eterna charla monotemática de sus problemas sin recibir menor interés por los míos.
Es muy diferente estar pasando por un mal momento y que necesites ayuda de tus seres cercanos, a dedicar todas las energías en sentirte mal y no dar una oportunidad a la risa y el aire fresco.
Hoy he encontrado un texto que describe exactamente el por qué de mi rechazo hacia las personas excesivamente victimistas.
"Una condición presente en las personas sanas y optimistas es el "noble olvido de sí mismos" y la dedicación a un objetivo más alto.
Nada consume y empobrece más que quedarse atrapado en uno mismo, en la contemplación absorta de los propios problemas.
Los momentos de felicidad no se asocian habitualmente a estados de simple relajo, sino más bien a una actividad mental o física en la que hemos puesto empeño. Es estar entregados a tareas que requieran nuestro esfuerzo, en las que tengamos que poner lo mejor de nosotros mismos y que requieran, paradójicamente, salir de nosotros."
Optimismo inteligente.María Dolores Avia, Carmelo Vázquez. Alianza editorial.
Así que quienquiera que seas que estás leyendo esto, la próxima vez que te quieras autocompadecer de tí mismo/a, piensa que hay formas más eficaces de alegrarte el día contribuyendo un poquito más a la sociedad.