Con Olvídate de mí!, Gondry se hizo un hueco en todos nuestros corazones. Ya en su carrera videoclipera se destacaba por mostrar un mundo audiovisual sin duda único, lleno de surrealismo y de sueños. Sin la ayuda del guionista (y ahora director) Kauffman, está claro que Gondry pierde un poco el norte narrativo.
Rebobine, por favor es una apuesta cuanto menos curiosa. En un viejo videoclub, Jerry (Jack Black) magnetiza todos los VHS del lugar, obligando al dependiente del local (Mos Def) a improvisar para que los clientes no se queden sin películas: crearlas ellos mismos. A contrarreloj, van rodando las que pueden sin saber que se convertirán en la sensación del barrio.
Todo ello tiene una estética muy parecida a la de anteriores films de Gondry, sobre todo a la de La ciencia del sueño, por su imaginario hecho a mano. Las situaciones que nos muestra son totalmente surrealistas, pero de ahí radica la magia de la película, la de abandonar las normas que rigen nuestras vidas.
Lo mejor de todo son las suecadas, o las películas rodadas por ellos mismos. Cutres, apañadas de cualquier manera, y eso es por lo que son tan graciosas, por el ímpetu que ponen todos en grabnar algo que saben que no está a la altura, pero que pueden añadir un puntito de ellos. Gondry lo sabe, y centra todo el peso narrativo en esos momentos. Lo que pasa es que olvida por completo a los personajes que participan en ello, sus sentimientos (un amor que se despacha en un minuto), lo que de verdad los mueve a reaccionar de tal manera. Ese dato vuelve maniqueísta a la película, creativa pero no convincente.
Puntuación: ******